Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38
Hace casi tres años entrevisté a Andrés Manuel López Obrador en una ranchería del municipio de Centro. Eran días aquellos de la Serie Mundial de Béisbol.
Retomo hoy el diálogo de ocho minutos, suficientes para describir la personalidad del próximo Presidente de México.
-¿Mets o Reales?- le pregunto a López Obrador, en el intento de escudriñar su ánimo antes de iniciar un caluroso mitin.
Sorprendido, esboza una sonrisa. No puede ocultarlo, el beisbol le seduce.
Me responde:
-Voy con Mets, pero está difícil… los Reales son un gran equipo- reflexiona. ¿Ya empezó el juego?
-En unos minutos más- contesto. Pero van abajo los de Nueva York, Don Andrés.
-Sí, lo sé. Los Reales tienen a lo mejor de la Liga. En el Juego de Estrellas de esta temporada aportaron la mitad de los jugadores al equipo de la Liga Americana- recuerda, como para demostrar que el tema lo maneja al dedillo.
Y arremete seguro:
-Pero voy con los Mets-dijo sin titubeos.
(Al día siguiente, Kansas City se coronó campeón en Nueva York).
Enseguida, López Obrador entra al evento en un tejaván de la ranchería Anacleto Canabal donde le esperan casi 200 personas.
Es sábado 31 de octubre. Durante más de cuarenta minutos, AMLO habla en un templete, donde informa los avances de Morena, partido suyo de su propiedad de él, diría un yucateco con firmes afanes de exactitud.
Prende a la multitud. Sabe llegar a la gente, endulza los oídos con promesas de un mejor futuro, y saca la metralla para rociar con plomo de adjetivos a sus adversarios políticos.
A cada rato, el orador provoca ovaciones del respetable, porque posee la virtud de romper el protocolo de los mitines políticos recurriendo al folclórico lenguaje tabasqueño: puque, pejelagarto, tamal de chipilín, de todo un poco.
Aunque no toma la palabra, Adán Augusto también arranca el aplauso de una concurrencia fielmente entregada, convencida, satisfecha. Termina la arenga, y busco retomar la charla con Andrés Manuel.
(Mañana la segunda y última parte)