Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38
«Cuando el Chelo era gobernador, en tres ocasiones le comenté la intromisión y excesos de su hijo Fabián en el gobierno», me dijo hace algunos años Roberto Madrazo en una charla de sobremesa refiriéndose a Andrés Granier.
Según su dicho, dejó de insistirle cuando al tercer consejo, el químico le respondió: «Roberto, mi hijo es empresario y él hace sus cosas».
«A la familia –remató el maratonista- hay que mantenerla lejos del gobierno. No puede tomar decisiones ni ser influyente mientras uno gobierna».
Madrazo es genio y figura, héroe y villano, ave de tempestades. Nadie, ni sus adversarios, pueden regatearle su enorme habilidad política.
Tiene razón. Involucrar a la familia en asuntos públicos trae serias consecuencias para el gobernante.
Durante su gobierno y después de su sexenio, Madrazo mantuvo a raya a su hijo Federico. Hay quienes, incluso, le reprochan no haber impulsado su carrera política.
En cambio, Fabián se convirtió en piedra en el zapato del químico, a tal grado que en el proceso sucesorio del año 2012 dejó fuera de competencia a su padrino Humberto Mayans, desbarrancado de la candidatura priísta por el retoño de Granier.
Por la misma razón, muchas designaciones en el gabinete estatal han sido desafortunadas.
Lección para los nuevos gobernantes: la familia, entre más lejos, mejor.
La Morralla
Un día después del deceso de don Nacho Rubio, el gobierno estatal colocó su nombre a un puente del libramiento de Villahermosa. A destiempo llegó el merecido homenaje. Y mejor ni hablar de los pasivos del gobierno con la empresa de don Nacho *** Que en el gabinete de Adán Augusto el más firme es Carlos Iñíguez Rosique para la Secretaría de Administración. Nadie se la quita, dicen los enterados *** Hasta el jueves.