Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38
A cielo abierto, donde el pueblo bueno y sabio libera sus impulsos, emociones, mañas y perversiones, los gobiernos de la transformación escuchan y toleran excesos, más allá de los límites del respeto a la autoridad.
Sin embargo, también enseñan la macana del autoritarismo a empujones para meter orden.
Ha habido de todo en los últimos días.
Soldados y policías federales llegaron al lugar de la fuga de gasolina en Hidalgo y se mantuvieron al margen, porque el intocable pueblo era mayoría, según el titular de la Sedena.
Las consecuencias son de todos conocidas. Casi 80 calcinados y muchos más con lesiones graves.
Hoy, el gobierno de AMLO es sometido al patíbulo de la opinión pública por no actuar contra la rapiña, por ser blandengue.
Las imágenes no mienten: soldados viendo el espectáculo del huachicoleo y después de la explosión recogiendo carbón.
Otro caso. En una carretera de Tabasco se volcó un trailer cargado de reses. Con absoluto descaro, cuatreros se dieron gusto destazando los animales ajenos ante la complaciente mirada de policías federales.
Mientras el festival de la tolerancia bailaba al son de la rapiña, en Tabasco la serpiente se mordió la cola.
Bragado como buen norteño, el jefe de la policía, Jorge Aguirre, aflojó el músculo entumido durante el gobierno de Núñez, desempolvó al grupo especial de sus uniformados y desalojó de Paseo Tabasco a los burócratas inconformes con la polémica tarjeta para la despensa.
“No habrá tolerancia”, se les dijo a los burócratas gritones a quienes mejor iría si destazaran una vaca ajena o robaran gasolina (con sus debidas precauciones).
Ni un pelo les tocarían.
La Morralla
Abiertas las rejas de la reconciliación, Luis Felipe Graham alista su regreso. Ya en su residencia se disponen mejoras * Miguel Serrano se inscribirá hoy como aspirante a la presidencia estatal del Colegio de Ingenieros Civiles * Beatriz Milland ya metió el desorden y puso el mal ejemplo. Anda en gira de agradecimiento en Paraíso en evidente campaña anticipada para la alcaldía. No le den cuerda.