Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38


Bajo los auspicios de la simulación, el diputado federal Candelario Pérez se puso el parche antes que le salga el grano.

Haciéndose el mártir, ayer informó que el INE canceló su registro como precandidato del PRD a la presidencia municipal de Centro por no comprobar residencia en esta localidad. Como siempre sucede en estos casos, atribuyó el error de la autoridad electoral «a quienes absurdamente están tratando de bajarme de la candidatura».

¿Es en verdad tan fuerte don Candelario para que las fuerzas subterráneas de la política conspiren en su contra? Pues no, no lo es. Nunca ha ganado una elección. Es diputado federal por la vía plurinominal y de rebote llegó a la dirigencia estatal del PRD de donde salió por la puerta trasera por desacuerdos con la corriente Nueva Izquierda cuyos miembros impusieron a Darvin González Ballina.

Incluso se sabe que al gobernador Núñez no le agradó el intento de Candelario de amacharse en la presidencia perredista hasta diciembre del 2017, pues su período vencía en octubre.

Por aquellos días del año pasado, viéndose arrinconados por Agustín Silva, dirigente de Nueva Izquierda, Candelario y su jefe Juan Manuel Fócil pidieron refuerzos al líder nacional de la corriente ADN, Héctor Bautista, quien pretendió maniobrar para sostenerlo en el cargo.

Bautista no tuvo éxito porque lo pararon en seco: «No olvides –le dijeron– que en Tabasco hay un gobernador perredista y se llama Arturo Núñez».

Además, Pérez no es competitivo electoralmente, vaya, hasta los seguidores de Evaristo Hernández ruegan a todos los santos para que el PRD lo postule y así hacerlo pedazos en la elección de julio.

Sabe que no le alcanzarán los números de la encuesta para ser candidato y espanta con el petate del muerto, haciendo creer que la notificación del INE es una chicanada para sacarlo de la contienda.

En realidad, construye el argumento para dignificar su fracaso: «No perdí, me bajaron».


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