Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38


Hay quienes ven la presencia del gobernador Arturo Núñez en el reciente evento de Ricardo Anaya en Villahermosa una especie de travesura política contra Gerardo Gaudiano para sumarle negativos.

Otros, más conservadores, califican la asistencia del Mandatario como un acto de congruencia política porque Núñez es uno de los creadores del pacto que dio origen a la coalición entre PRD y PAN.

Visto desde cualquier cristal, la visita de Anaya era inevitable. También la definición de Núñez y Gaudiano.

¿Qué tanto cambia las tendencias electorales esta circunstancia? Nada.

Vil oportunismo habría sido que el candidato a la gubernatura, por ejemplo, rechazara la presencia de Ricky Riquín sólo por quedar bien con la mayoría de los tabasqueños adoradores de López Obrador. Es un acto de disciplina partidista y congruencia política.

Allá por los años 70´s, en Comalcalco hubo una rebelión de priístas contra el candidato a la presidencia municipal avalado por la dirigencia. Desde Villahermosa, el PRI envió al cardenense Rubén Darío Vidal Ramos como candidato emergente para conciliar así a los dos grupos que disputaban la posición. El priísta acató la instrucción contra su voluntad.

Durante el acto político de bienvenida al desconocido, una maestra tomó la palabra en el auditorio y le dijo al recién llegado: «Licenciado, estamos aquí sólo por disciplina al partido», en clara alusión al forzado recibimiento.

Cuando le tocó el turno de hablar, Rubén Darío reviró palabras más, palabras menos: «Maestra, quiero decirle que yo también estoy aquí por disciplina a mi partido».

Habría sido muy fácil desairar a Anaya para hacerle guiños a los seguidores de López Obrador en Tabasco. Lo difícil era lo que sucedió: levantarle la mano a un candidato desfavorecido en las encuestas y sin posibilidad alguna de ganar la elección presidencial en Tabasco.


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