Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38
«Nadie ganó», le respondí a un colega periodista cuando el viernes por la noche me preguntó mi opinión sobre el supuesto debate entre los candidatos a la Gubernatura de Tabasco. Y le expliqué: «Es muy sencillo: no hubo debate».
En verdad, el encuentro entre los aspirantes al Gobierno bien puede definirse como una reunión entre políticos que buscan el mismo cargo, y llegaron a un lugar común a exponer algunas de sus propuestas, no a debatirlas.
El maestro Google nos orienta con precisión qué significa debatir: «Discutir dos o más personas sobre uno o varios temas, exponiendo sus ideas y defendiendo sus opiniones e intereses».
Paradójico entonces es que en el debate nadie debatió, solo unas cuantas acusaciones al aire.
Adán Augusto, candidato de Morena, se mostró conservador, sin salirse de su libreto de la reconciliación. Se apegó al guión recomendado de tender sus generosas manos a quienes considera, desde hace tiempo, perdedores de la elección, de ahí el triunfalismo de un discurso elaborado con la receta del arroz ya cocido.
Gerardo Gaudiano expuso sus propuestas, respondió a las alusiones recibidas en un intento por debatir, pero encorsetado por las reglas; Gina Trujillo habló de su visión de gobierno estructurado en ejes de desarrollo; y Oscar Cantón se mostró provocador y ello generó expectativas, pero el rígido formato del encuentro impidió el intercambio de opiniones.
Jesús Alí tampoco llegó a debatir, sino a desahogar sus rencores hacia el Gobernador Arturo Núñez e intentó emboletar a los demás en su campaña de odio contra su ex jefe y maestro; y Manuel Paz, de Nueva Alianza, no decepcionó, dio lo que se esperaba de él: nada, infumable.
¿Acaso se puede declarar a alguien vencedor de un debate sin debate?
Asistir a un ejercicio democrático de este tipo sólo para cumplir el protocolo y conservar la ventaja, es intrascendente. Es como el boxeador que se pasea por el ring sin tirar golpes. Es el miedo a perder lo ganado o, en el caso de otros, el temor de no arriesgarse a recuperar lo perdido.